Por Enrique Martínez
Podría hablar de un antes y un después en la Fotografía y las personas que descubren este mundo tan alucinante al principio, entretenido, frustrante en algunos momentos y que luego volvemos a recuperar hasta que la amamos u odiamos.
Con la Fotografía, se llega a descubrir lugares por los que habitualmente paseamos pero que al ser cotidianos no nos fijamos, llegando a disfrutar del lugar más los extranjeros que los propios nativos. Cada vez que coges la cámara, intentas buscar algún rincón que exprese los sentimientos o preocupaciones que llevas dentro de ti. A través de las fotografías que hacemos, la gente puede averiguar en que momento nos encontramos.
A veces la Fotografía es la mejor manera de tratar nuestros propios miedos y preocupaciones, ya que los que no son capaces de expresar lo que sienten a través del habla, su única manera de expresarlo es a través de la Fotografía (en este caso) o guardárselo para ellos mismos.
Podríamos decir que la Fotografía es un buena terapia, aunque algunas veces un poco cara, pero a la vez relajante y una buena excusa para quedar con los amigos, hacer ejercicio y mantener al cerebro ocupado.