Christian Rodríguez – “Del aula a la calle”

Por Marcos Ros-Martín

En muchas ocasiones, charlando con aficionados a la fotografía, he cruzado opiniones sobre el deseo de algunos a dedicarse profesionalmente a ella. Definida por algunos como una “pasión/obsesión”, no puedo sino encogerme de hombros siendo consciente de que el fotoperiodismo y el mundo de la fotografía en general está sufriendo actualmente una laminación desafortunda debido a la crisis económica.

La charla de Christian Rodríguez, exalumno de la escuela EFTI, trataba de ofrecer un poco más de luz sobre las posibilidades de los futuros fotógrafos a la hora de enfrentarse al mercado laboral. Christian Rodríguez acaba de ser galardonado con el premio Nuevo Talento Fnac de Fotografía 2013, aunque definirle como nuevo fotógrafo sería equivocado debido al bagaje que ya posee.

Durante el acto, lo más sorprendente fue el completo compromiso que tiene con su trabajo. Su inconformismo y su necesidad de aprender nacieron bastante pronto, aunque su punto de inflexión puede situarse cuando decide marcharse al Líbano siendo fotoperiodista en el diario uruguayo “El Observador” teniendo un trabajo ya consolidado allí. Su viaje al país en conflicto marca un antes y un después en su visión en la fotografía, apartándole de una forma definitiva del fotoperiodismo y acercándole al documentalismo.

Al finalizar los enfrentamientos armados, Rodríguez decide quedarse para retratar una sociedad obcecada en volver a la realidad. Una realidad que ya no existe. Enterrar a sus muertos, volver a una vivienda que tal vez sólo queden los escombros, marcan unos tiempos completamente distintos respecto a lo que se hace en el reportaje periodístico al uso, pero que Rodríguez adopta definitivamente. Finalizado su trabajo en el Líbano, decide ampliar sus conocimientos apostando por establecerse en España. Es en este momento cuando entra en la escuela de fotografía EFTI y ya con su bagaje previo comienza a establecer los cimientos de lo que sería su obra posterior. Su proyecto Aby, que retrata la reagrupación de una familia bajo la mirada de una adolescente, muestra la soledad de una persona que se muestra ajena al contexto social que está viviendo. Desdibujada, Aby no sonríe a la cámara, no muestra felicidad casi en ningún momento, mostrando la más cruda de las soledades, estar rodeado de gente pero sentirse solo.

 A partir de entonces, Christian se muestra cada vez más comprometido con su fotografía y con los proyectos que lleva a cabo siempre cercanos al mundo de la mujer en distintos contextos. Sus trabajos son adquiridos por medios de comunicación en ocasiones, por lo que sus apuestas personales no siempre poseen el éxito que desearía. Su capacidad de adaptarse a las circunstancias, a saber priorizar su trabajo sobre su bienestar o el entorno en el que está viviendo, demuestran que la fotografía no es un medio para ganarse la vida, sino un medio de entender la vida.

“Hacia una nueva Narración Fotográfica” Charla con Eduardo Momeñe

Madrid, 25 de mayo de 2013 − Marcos Ros-Martín

Ya se nos advierte desde un principio en la charla mantenida en las instalaciones de la academia fotográfica EFTI que el título ya parte desde un precepto engañoso. En primer lugar porque “nuevo” hay poco, aunque se utilice el adjetivo de “nueva” en el sentido de retomada, de volver a revisitar aquello que en un tiempo se dejó apartado pero que se trata de recuperar. El segundo término engañoso es “Narración”, puesto que la fotografía, según Momeñe, necesita de elementos accesorios para ser descrita y otorgarle cierta narración.

Una fotografía tiene una mirada miope que le cuesta contar cosas. Un buen fotógrafo es consciente de ello y trata de darle ciertos apoyos a su narración fotográfica. Si tomamos la fotografía de Roger Fenton, “El valle de la sombra de la muerte”, sin contexto no sabríamos que hacer con ella. Ya que sólo el título trata de darle soporte, un apoyo para que seamos conscientes de su peso. Si añadimos que se trata de una fotografía de 1855 y que se trata de la Guerra de Crimea podremos entender la ausencia de personas. Sin embargo, sólo la imagen ya dispone de suficientes elementos para conducirnos a ciertas conclusiones.

«El valle de la Sombra de la Muerte» – Roger Fenton (1855)

Pero, ¿qué significa hacer una buena fotografía? Podríamos considerar que se hace fotografía para que la gente vea lo que sucede en el mundo, para tratar de expresar algo que sólo es posible hacer a través de la fotografía. La fotografía de Fenton es un vacío que trata de interactuar con su espectador, que nos traslada a un lugar específico dentro de una expresión estética. Esto es esencial para Momeñe, puesto que es el fotógrafo el creador de esa expresión estética y el resto, la información posterior, el contexto. Sin embargo, las intenciones de Fenton son meramente documentales, no artísticas aunque esa expresión que contienen sus imágenes sirvan de apoyo a otros.

Así, Paul Searwright rehace la lectura de Fenton a través de los cascos de las piezas de artillería de la Guerra de Afganistán. Puede que se trate de una visión actualizada de la fotografía de Fenton, tratando de leerla, interpretando su tono, su melodía. Un documentalismo que en silencio contempla el pasado.

Paul Seawright - Battlefield with rockets
«Campo de batalla con cohetes» – Paul Seawright (2002)

Para Momeñe, el documentalismo contemporáneo tiene la obligación moral de crear estructuras internas en la fotografía. Lo importante es que la infraestructura de la imagen sea consistente, que la narración interna de la imagen sea capaz de llevarnos a otros niveles más allá de su estructura formal. De lo contrario, sería como escribir una novela con palabras feas.

La fotografía no es un medio narrativo, es descriptivo. No interesa el atardecer, todos los días podemos contemplar uno, sólo se espera que la imagen sea capaz de crear un dato visual por sí misma que sea capaz de empujar a mi mente a andar. Por ejemplo, las fotografía de Diane Arbus poseen una estructura interna muy fuerte. Cada eslabón de su cadena es tan fuerte que no es necesario un texto.

Gemelas Roselle
«Gemelas Roselle» – Diane Arbus (1967)

Hacia la Fotografía obsolescente

Por Marcos Ros-Martín 

Actualmente, cualquier objeto que nos podamos imaginar puede realizar una fotografía. Una de las «terribles» consecuencias de la fotografía digital es que cualquier dispositivo electrónico es capaz de realizar una fotografía provocando una nueva horizontalización de la captura de instantáneas. Por ejemplo, un ordenador portátil, un teléfono móvil, una tableta digital son objetos hacia donde las cámaras (o los sensores de captura de imagen) se han expandido con previsibles pero no siempre satisfactorios resultados. Si anteriormente no importaba en exceso el resultado de los pocos megapíxeles que los sensores podían registrar, si no la comodidad de poder realizar la instantánea en cualquier momento, hoy en día se le añade un plus: Que el volumen de megapíxeles sea importante y que la fotografía sea tratable a modo de laboratorios químicos móviles.

Los denominados “Filtros”, popularizados sobre todo por el programa Instagram del iPhone, son una evolución natural del casi olvidado y demodé HDR (High Dinamic Range). Si este último proceso buscaba la obtención de la mayor cantidad de colores (rango dinámico) para una escena, en ocasiones con desastrosos resultados, Instagram (y sus sucedáneos) busca el impacto visual pervirtiendo la fotografía dándoles dominantes verdes, sepias o simplemente añadiendo un marco como si de un negativo se tratase.

Como en el caso del HDR, no importa la composición ni el motivo retratado, una fotografía mediocre puede ser catapultada hacia el éxito social con sólo hacerla atractiva visualmente mediante estos procesos, sin embargo, el efecto es efímero. Por supuesto que no debemos equivocarnos, los filtros, los colores extremos, la desvirtualización de los colores son recursos ya utilizados antaño, pero siempre disponen de un poso estético, un aire de querer contar una historia, algo que con Instagram o distintos filtros tan sólo no puede obtenerse sin cierto criterio estético tan complejo de obtener en ocasiones.

Estas modas parecen condenar a muchos nuevos fotógrafos hacia la Fotografía obsolescente, fruto de un momento muy concreto de la Sociedad que sin embargo no les ayudará a encontrar lo que realmente buscan, si es que realmente lo están buscando.

¿Qué aspectos hay que considerar a la hora de comprar nuestra primera cámara réflex digital (DSLR)?

Por Marcos Ros-Martín

Hace ya dos años que me compré mi primera cámara digital réflex y cuando estoy a punto de reemplazarla, creo que tengo la suficiente experiencia para poder ofrecer algunos consejos básicos a aquellos que estéis considerando adquirir vuestra primera cámara. Tened en cuenta que soy un canonista, aunque habrá quien eche pestes de las etiquetas, en ocasiones no se puede huir de ellas; por lo que las referencias a modelos se circunscriben a mi experiencia dentro de esta marca, aunque básicamente son extensibles a cualquier marca (Nikon, Sony, Olympus o Pentax).

  1. Mirad y comparad. La elección de una determinada cámara no es una cuestión baladí. Cuando adquieres una cámara, los accesorios y objetivos que compres serán necesariamente de esa marca, aunque si te decides por las grandes, dispondrás de objetivos y accesorios clónicos para ella. Básicamente, si no tienes una gran economía, te “casarás” con una marca, aunque los resultados mejores o peores no dependerán de la adquisición de una u otra. Por supuesto que esto no quiere decir que no se pueda empezar de nuevo, hay fotógrafos que han pasado de Nikon a Canon y viceversa. En cualquier caso, si tienes un amigo que ya esté introducido en el mundillo y que te pueda aconsejar no dudes en preguntarle. Sobre todo, no compréis una cámara fruto de un impulso. Muchas cámaras ofrecen las mismas opciones a pesar de encontrarse en rangos de las gamas distintas e incluso algunas versiones anteriores de algunos modelos son superiores en calidad que sus reemplazos.
  2. Menos es más. Esto nos lleva a que no necesariamente una cámara cara sea mejor para tu fotografía. Las cámaras réflex más caras son aquellas denominadas Full Frame (FF) como la Canon 5D Mark II. Estas cámaras se diferencian del resto principalmente de que su sensor es más grande y, en general, disponen de un mayor rango dinámico (o latitud de exposición), es decir, reduciéndolo un poco, capturan más colores. Sin embargo, muchos fotógrafos han cambiado estas cámaras FF por otras de una gama inferior por el factor de multiplicación de la distancia focal (factor de recorte) insatisfechos con las cámaras FF, ya que los sensores recortados les ofrecen mayor distancia focal y por lo tanto mayor zoom. Todo depende de lo que uno espera de la fotografía y sólo la experiencia os marcará lo que deseáis.
  3. Más caro no significa superior. En general, todas las cámaras Canon de distintas gamas utilizan los mismos sensores ya sean más o menos caras. Las diferencias de precio se justifican en este caso por la construcción y los procesadores que puedan incorporar, algo que en nuestro caso de novatos es sacrificable. En cualquier caso, a la hora de tomar una fotografía el resultado será el mismo ya se trate de una Canon 7D (1200€) que una Canon 550D (650€), porque como dijimos antes se trata del mismo sensor. Por ello, es más interesante centrarse en el primer objetivo, su construcción y su calidad, a la hora de comprarse la primera cámara réflex. Si nuestra economía es limitada y queremos comprar uno de los famosos “Kits”, siempre es recomendable tratar de comprar una cámara con un objetivo con mayor zoom que el famoso 18-55m que limitará nuestras fotografías como novato.
  4. Más pesado no significa mejor. En ocasiones, los novatos no se percatan del “sacrificio” que tienen que hacer a la hora de cargar con las cámaras réflex. Estas cámaras son pesadas y voluminosas, ofrecen muchas oportunidades a los aficionados a la fotografía, pero tal vez no es lo que estábamos buscando. Existen cámaras de iniciación que pueden enseñarnos a “Captar la luz”; nos pueden ofrecer la posibilidad de disparar en cualquier ocasión, controlando la apertura del diafragma, la sensibilidad fotográfica (ISO) y/o la velocidad de obturación, a un precio más reducido y sin que tengamos que cargar con ese peso. Las cámaras bridge, como la Canon G12, nos ofrecen la posibilidad de disparar en RAW y controlar los valores antes citados lo que nos ofrece una buena manera de comenzar en la fotografía.
  5. Todo empieza en la cámara, no todo acaba en la cámara. El retoque fotográfico, que no manipulación fotográfica, es un paso necesario y transcedental. La utilización de la informática ha desprestigiado una de las tareas del fotógrafo que se llevan desarrollando desde que la fotografía se inventó ya sea en el laboratorio, ya se trate de “pintar” directamente sobre la imagen . En nuestro contexto, no se trata de manipular una imagen, sino mejorarla modificando la luz, ensalzando una parte de la escena en detrimento de otra. El fotógrafo tiene que hacer un trabajo de reflexión frente al ordenador y para ello hay que tener presente que la fotografía no acaba en la cámara (Un 80% de la imagen), si no que hay que trabajarla frente a la pantalla (Un 20% del resultado final).

 

El antes y el después en la fotografía (Una aproximación personal)

Por Enrique Martínez

Podría hablar de un antes y un después en la Fotografía y las personas que descubren este mundo tan alucinante al principio, entretenido, frustrante en algunos momentos y que luego volvemos a recuperar hasta que la amamos u odiamos.

Con la Fotografía, se llega a descubrir lugares por los que habitualmente paseamos pero que al ser cotidianos no nos fijamos, llegando a disfrutar del lugar más los extranjeros que los propios nativos. Cada vez que coges la cámara, intentas buscar algún rincón que exprese los sentimientos o preocupaciones que llevas dentro de ti. A través de las fotografías que hacemos, la gente puede averiguar en que momento nos encontramos.

A veces la Fotografía es la mejor manera de tratar nuestros propios miedos y preocupaciones, ya que los que no son capaces de expresar lo que sienten a través del habla, su única manera de expresarlo es a través de la Fotografía (en este caso) o guardárselo para ellos mismos.

Podríamos decir que la Fotografía es un buena terapia, aunque algunas veces un poco cara, pero a la vez relajante y una buena excusa para quedar con los amigos, hacer ejercicio y mantener al cerebro ocupado.

PUNTOS DE INFLEXIÓN I. Grados de compromiso

Por David Cervera

Realmente no soy muy dado a formar parte de los certámenes fotográficos, pero hace unos cuatro años y motivado más por la ilusión de mi pareja que por iniciativa propia, decidí alistarme y ser el número X de una factoría a la que nos tienen acostumbrados este tipo de concursos. Pues bien, la jornada fue diurna y en la que tras una cierta selección, me entraron por la retina tres fotos: dos de ellas (llevadas al papel a un formato de 20×30) tenían un corte digamos más clásico, que aunque no me disgustaban tampoco aportaban demasiado al  ‘concepto’ de lo obligado (que consistía en fotografiar algo representativo del municipio de Torrent). Un tema complicado suponiendo adonde van puestas las miras. La tercera, cabe mencionar la sobreexposición que padecía y aparte del efecto transitorio, se imbricaba en ella cierto halo de historia narrada a un no tercero (pues la misma fue recortada de la original), no existía receptor visible que respondiera la verborrea de aquel hombre, que dicho sea de paso no era natural del pueblo en cuestión.

El concepto se encontraba interpretado a un segundo (o quizá tercer plano debido al efecto del reflejo), pues formaba parte por aquel entonces del rostro de Grace Kelly en la marquesina y en el diseño identificativo de los autobuses.

Toda una puesta en abismo. Por último hay que añadir que la foto fue enviada en dimensiones de 9×14 cm. Lógicamente el jurado no falló a mi favor.

Los factores de nitidez en fotografía

Por Marcos Ros-Martín

Una de las cuestiones que más me preocupan como aficionado es conseguir la mayor nitidez posible en mis fotografías. Por supuesto que las fotografías sin nitidez, movidas o trepidadas, también pueden ser buenas tomas dependiendo de la escena; sin embargo a la hora de disparar debemos considerar una serie de factores que bien pueden afectar el producto final que obtengamos y, por ende, de lo que queramos transmitir con ellas.

Quiero recalcar que aunque los factores que vamos a detallar a continuación dependen de la máquina y de las características que disponga y configuremos, debemos tener presente que cómo cojamos la cámara a la hora de disparar también va a ser un factor determinante a la hora de obtener una fotografía nítida y evitar la trepidación. Aunque hay fotógrafos que pueden disparar con una velocidad de obturación de 1/8 y conseguir buenos resultados, es aconsejable mantener la estabilidad de la cámara utilizando otros puntos de apoyo ya sea con nuestro propio cuerpo o con elementos externos como muros o el propio suelo. Una vez señalado esto, la nitidez en las fotografías dependen:

  1. ISO (Escala de sensibilidad fotográfica) que hace referencia a la cantidad de luz necesaria para que una película fotográfica emulsione (En las analógicas, claro, aunque el concepto se ha trasladado a las digitales). A menores valores ISO (64 o 100) mayor nitidez, mientras que según van subiendo los valores ISO (200-400) en las películas fotográficas aparece más grano y en el caso de las digitales más ruido.
  2. Apertura del diafragma. Cuanto más cerrado está el diafragma (Valores f más grandes), mayor nitidez se obtiene a la hora de disparar. Esto es debido a que a menor apertura de diafragma más tiempo tiene que estar abierto el obturador para dejar pasar la luz, con ello se obtiene una mayor profundidad de campo y por lo tanto las imágenes son más nítidas. Sin embargo,  en las cámaras digitales, los objetivos tienen un umbral en el que la nitidez decrece. Es decir, que aunque cerremos más el diafragma no obtendremos imágenes más nítidas, si no que el resultado variará dependiendo de la lente. El rango óptimo de los objetivos para una mejor nitidez se sitúa en los valores entre f8-f11, por lo que deberemos ir probando cuál es el mejor para los objetivos que dispongamos.
  3. Distancia focal y velocidad de disparo. Por otro lado, y aquí ya entramos en la trepidación, no se debe subir la velocidad de obturación por la inversa de lo que estamos disparando si queremos obtener la máxima nitidez posible. Es decir, si estamos disparando con una distancia focal de 30mm, no deberíamos subir la velocidad de obturación del 1/30 y si disparamos a una distancia focal de 100mm, no deberíamos subir en el disparo de 1/100. Obviamente, nos encontraremos en situaciones que esto será imposible de llevar a cabo, pero nunca debemos aumentar la ISO porque los resultados serán más pobres.
  4. El sensor. La calidad del sensor, la gradación tonal o rango dinámico que son capaces de procesar, también es uno de los factores a tener en cuenta. Las cámara que cuentan con un sensor Full Frame (FF) obtienen mejores resultados en cuanto a la nitidez de las imágenes al tener menores niveles de ruido, sin embargo su precio es en ocasiones prohibitivo para la mayoría de los bolsillos.

El principio de Guido

Por David Cervera

Conviene tener en cuenta y dada la condición de estos tiempos modernos que habitamos, invertir el propósito, desasirse del todo que nos empuja, continuando del mismo modo por ese mundo de no pertenecer, revistiendo pues vaguedades concretas, que pudieran ser simultáneamente decisivas y definitorias.

A mi entender, lo anteriormente citado es certero al personaje Guido de Fellini en 8 ½ , pero seamos sinceros, ni yo soy Mastroianni, ni poseo – lógicamente – el talento arrebatador y magistral del gran maestro italiano, pero sí con el (re)visionado de la película, aprendemos un arte en los terceros, en el que el espectador se ve irremediablemente arrastrado y transportado a un cartón piedra terriblemente sincero, plagado de innumerables detalles y locuciones de lo que va aconteciendo el film.

Asimismo se ofrece un vasto mosaico de imágenes de una agudeza visual pasmosa, donde los intérpretes se suceden abanderando un contexto visual inabarcable. Dada la imposibilidad de ni tan siquiera rozar el realismo natural de Fellini, relegamos nuestra particular visión a conectar con un Marcello Mastroianni que no hace, se limita a no dirigir, a construir un perdedor, un fracasado tremendamente lúcido que ciertamente calla cortésmente, mientras su ojo (el nuestro) se impregna de una obra magna. Podemos decir que aúna medio y fin en un mismo motivo.

Pero, ¿cómo ser entonces un cazador de imágenes desde una perspectiva a la que no estamos acostumbrados? Deberíamos preguntárselo a Fellini. Pero me temo que eso es (ya) imposible.